Volumen 13, Número 259, agosto 20 de 2013
 


Peña miente frente a electricistas de la CFE



Peña Nieto, además de pequeño está demente. Para justificar su propuesta destructora de la CFE, ante electricistas, repitió que con la privatización bajarán las tarifas. Eso es insostenible, será al revés. Eso no le importa, le interesa demencialmente superar a su padrino Salinas de Gortari. El SUTERM responde tímidamente y declara su apoyo al proyecto desnacionalizador.


Peña repite mentiras

En el complejo termoeléctrico de Manzanillo, Colima, se celebró otro aniversario de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Allí, ante funcionarios y trabajadores del sector, Peña Nieto se burló de todos, les dijo estupideces y mentiras, a sabiendas que todos están arrodillados.

El hecho es indignante. Peña se muestra como vulgar tirano atribuyéndose facultades extra limitadas por lo inaudito de sus apreciaciones. Lo refirió la prensa nacional.

México se encuentra ante la “gran oportunidad y exigencia” de transformar el sector eléctrico, y es momento de romper inercias, quitar trabas, “ser audaces y atrevernos a acelerar nuestro desarrollo”, expresó el presidente Enrique Peña Nieto en el 76 aniversario de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) (Vargas, R.E., en La Jornada, p.5, 14 agosto 2013).

Fue la ocasión de hacer una nueva apología a su proyecto de reforma energética, esta vez enfocada en el sector eléctrico. Deben hacerse modificaciones estructurales, pidió, para generar energía a costos más reducidos e impactar así en las tarifas eléctricas tanto a las familias como a las micro, pequeñas y medianas empresas.

Discurso débil pero manipulador

¿Medidas “audaces”? ¡Falso! Lo que Peña Nieto está haciendo es destruir lo que jamás construyó. Esa no es audacia sino canallada. Su argumentación para imponer las “medidas estructurales” consiste en mentiras flagrantes. A los electricistas les dijo, las “modificaciones” deben hacerse para generar energía a costos más reducidos que conduzcan a la baja en las tarifas.

¿Cómo sería eso? Con la única fórmula de los neoliberales: privatizando. Eso es completamente falso. A la fecha se ha privatizado el 52.23 % de la capacidad de generación eléctrica a nivel nacional. La cifra que maneja Peña Nieto, de un tercio, corresponde solamente a la privatización en operación de la CFE. Pero la industria eléctrica nacionalizada es más que la CFE, a la que se han sustraído miles de usuarios debido a la incursión furtiva de casi 700 empresas y empresitas eléctricas por todo el país.

Tal nivel de privatización furtiva es lesivo para la nación. Tan solo para la CFE representa costos de explotación superior a sus ingresos totales. Eso hace aparecer a la paraestatal contablemente con números rojos. No es para menos, la CFE paga a las transnacionales cada año el equivalente a las inversiones que han realizado de 1992 a la fecha.

La privatización ha descapitalizado a la CFE. No nadamás, ha convertido a la paraestatal en simple revendedora de la electricidad. El FTE de México ha demostrado que a mayor privatización, más altas son las tarifas eléctricas. Esto es así porque las transnacionales operan sobre la base de la ganancia, es decir, sus costos de producción siempre están aumentados en algún porcentaje. Y, aún cuando el gobierno otorga importantes subsidios, la elevación de tarifas es inevitable.

Desde luego, Peña omite este proceso de privatización furtiva y, demencialmente, propone como remedio más privatización. El objetivo no es reducir ninguna tarifa sino terminar de destruir a la industria eléctrica nacionalizada.

¿“Democratizar”?, esa es una vacilada

De acuerdo a la nota de prensa, una vez más aludió al general Lázaro Cárdenas, quien con la creación de la CFE cambió el rostro del México del siglo XX, y hoy corresponde transformar el sector “para democratizar el acceso a energía eléctrica de bajo costo”.

Eso se logrará, planteó, con la participación de “particulares” en la generación de electricidad para así aumentar la oferta y “disminuir sensiblemente su precio”.

Peña es muy pequeño para compararse con Lázaro Cárdenas pero, además, lo hace fuera de contexto. Cierto que el General creó a la CFE pero cuando lo hizo fue en condiciones radicalmente distintas a las de ahora. La creación en 1937 fue importante pero muy limitada, incluso hasta en el nombrecito, en la época en que todo eran “comisiones”.

La situación cambió radicalmente con la nacionalización eléctrica de 1960, luego de una larga e importantísima lucha de los electricistas del interior del país. La nacionalización transformó al país, le otorgó el acceso a todos los mexicanos y contribuyó al desarrollo económico y social del país.

Eso es lo que quiere destruir Peña: a la industria eléctrica nacionalizada, mediante la participación de particulares en la generación de electricidad. Ni siquiera es una novedad, es la misma “recomendación” que el Banco Mundial le hizo a Zedillo en 1995, es decir, privatizar el 100% de la generación eléctrica.

Peña Nieto es un bribón

En el evento, la nota de prensa ilustra fehacientemente las intenciones de Peña. Hace 21 años, lamentó, el debate para permitir al capital privado la generación de electricidad llevó a la decisión de no modificar la Constitución y sólo se reformó la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica. Como consecuencia, hoy un tercio de la electricidad consumida en el país la generan particulares, y “esa es la gran ironía”: se generó una “importante fuente de desigualdad”.

Peñita se refiere a las reformas regresivas de su padrino Salinitas cuando, en 1992, trastocó a la ley eléctrica que nosotros habíamos conquistado en 1975, precisamente, para afianzar a la nacionalización eléctrica, misma que fue interrumpida violentamente en 1976 con la represión político-militar ala Tendencia Democrática del SUTERM y revertida 1992 en el marco de la firma del Tratado de Libre Comercio con Norteamérica (TLCAN).

Según Peña Nieto, esa modificación sólo benefició a las grandes empresas, las únicas capaces de generar su propia electricidad a menor costo, mientras “la inmensa mayoría de usuarios quedó al margen de esa oportunidad”.

Obvio, las reformas de Salinas se hicieron para que interviniera el capital privado, principalmente, extranjero. De tal manera que hoy, son las transnacionales las que generan para la CFE. Pero no nada más, también lo hacen para sus “socios” industriales con quienes comercializan energía en forma fraudulenta, mediante FALSOS permisos de Autoabastecimiento y Cogeneración eléctrica.

La privatización, nunca, en ninguna parte del mundo, se hace para que participen la mayoría de los usuarios sino solo como clientes cautivos. La Comisión Reguladora de Energía (CRE) otorga permisos a discreción pero, la primera condición es que los permisionarios sean transnacionales detrás de sus filiales y/o prestanombres.

La “crítica” de Peñita a Salinitas es porque el primero pretende superar al segundo, como el mayor traidor a México.

Peña agregó: si se quieren más inversiones productivas y generar más empleos, se requieren tarifas más competitivas. En Estados Unidos los precios se han reducido sensiblemente, y frente a ellos los mexicanos “son sensiblemente superiores”.

Evidentemente, México no es Estados Unidos en ningún aspecto. Haber, qué vaya Peña a privatizar a gringolandia. Allí es la metrópoli del capitalismo pero protegen su seguridad energética. Lo que Peña propone es garantizar esa seguridad, privatizando en México a Pemex ya la CFE. Para apoderarse del petróleo y electricidad el gobierno norteamericano decidió invadir a Irak; en México, le ha bastado imponer en la presidencia a Peñita.

SUTERM postrado ante el tirano

Por supuesto, como ocurre en los eventos oficiales, siempre se invita al sindicato. Esta no fue la excepción, allí estuvo el aparato del SUTERM. ¿Qué dijeron?

El gremio electricista denunció la “desfavorable situación financiera” de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) debido a las bajas tarifas de transportación de energía y porteo fijadas “sin ninguna consideración técnica” por la Comisión Reguladora de Energía a los autoabastecedores y cogeneradores, por lo cual la paraestatal “no recupera ni siquiera los costos reales” (Vargas R.E., en La Jornada, p.7, 15 agosto 2013).

Es cierto, el porteo que los privados pagana la CFE por utilizar las redes eléctricas nacionales de transmisión y distribución es ínfimo, apenas simbólico. La CRE, en efecto, se basa en criterios discrecionales y absurdos, obligando a la CFE no solo a permitirles a los privados el uso de las redes eléctricas nacionales sino a construirles, con recursos públicos, la infraestructura para la interconexión al Sistema Eléctrico Nacional (SEN).

Pero ante la severa agresión de Peña Nieto a la CFE, la intervención del SUTERM estuvo lastimosa, poquitera, limitada a los efectos de la privatización sin tocar a ésta ni a sus causas.

Víctor Fuentes, líder del SUTERM, solicitó al presidente Enrique Peña Nieto buscar un justo medio; “que no haya una alta concentración de plantas cogeneradoras en una sola empresa y que se impongan límites a la participación privada en cada modalidad de generación”.

¡Já!, el charro está fuera de la realidad, ni siquiera está informado. Se queja al borde del llanto lastimero y pide límites a la participación privada en la generación eléctrica. Precisamente, lo que impulsa Peñita es que no haya límites. Para eso es que propone la privatización mediante una reforma constitucional drástica. Peña propone el FIN de la nacionalización eléctrica para que regresen las compañías extranjeras. Pero el SUTERM se limita a pedirle migajas al verdugo.

Dice la nota: cuando precisamente la iniciativa en materia energética del gobierno federal plantea modificar la Constitución para permitir de manera abierta la participación de capital privado en la generación de electricidad, el líder sindical si bien planteó el apoyo de los trabajadores de esta industria a las transformaciones necesarias en el país, acotó: “la CFE ha cumplido satisfactoriamente con los objetivos y las expectativas para los que fue creada en 1937”.

Eso es muy simple y no le dice nada a Peña, pues sabe que tiene al SUTERM postrado y que este apoya sus propuestas privatizadoras. El discurso sindical es ínfimo, superficial e indignante. Debiendo ser los principales defensores de la industria eléctrica nacionalizada, dan pena por su timidez y solapamiento a la traición de Peña.


Ref: 2013, elektron 13 (252) 1-3, 17 agosto 2013, FTE de México.





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