Volumen 13, Número 243, febrero 28 de 2013
 


El PRI listo para privatizar a Pemex



Todo está listo para que el PRI modifique sus documentos básicos y apruebe las mayores reformas regresivas para autorizar al gobierno el incremento del IVA en alimentos y medicinas, así como, la privatización de Pemex. Los políticos priístas siguen torciendo sus argumentos. Ahora hablan de “mexicanidad” para encubrir la entrega del petróleo a los transnacionales.


País de políticos cínicos

El PRI es un negocio de la derecha al servicio del imperialismo. En el actual contexto neoliberal es el partido que mejores condiciones ofrece al capital transnacional. Le llaman “nuevo” pero no hay tal, al menos tratándose de la demagogia y traición a la nación. Abusando de la desinformación del pueblo los priístas creen que la política es el “arte” del engaño, la mentira y la impunidad.

El PRI de Peña Nieto “decidió” ponerse en contra de la mayoría de los mexicanos. Tomaron el gobierno en unas elecciones cuestionadas y creen que adquirieron el derecho para entregar el patrimonio colectivo de los mexicanos, en este caso energético, al extranjero. Y, además, tiene prisa.

Perfiladas las modificaciones de los documentos básicos del PRI, donde el partido se mostró preparado para abrir Pemex a la iniciativa privada y aplicar IVA en alimentos y medicinas, el presidente nacional del tricolor, César Camacho Quiroz, anunció sorpresivamente la reducción de días en las mesas deliberativas previstas de los estados, e incluso para la 21 asamblea nacional. “No hay necesidad de un lapso mayor para la discusión”, dijo (Román J.A., en La Jornada, p.13, 24 feb 2013).

En sesión privada con los dirigentes de los comités directivos estatales del país, señaló que los actuales documentos –Estatutos, Declaración de Principios y Programas de Acción– son un “corsé” que impiden al PRI enfrentar con éxito los grandes retos del país y atender con “eficacia y eficiencia” las demandas de bienestar social de la población.

Aclaró que el PRI “no sólo quiere ser intérprete fiel de la política del Presidente, sino también de lo que quieren los mexicanos”. Obviamente eso es falso, la mayoría de los mexicanos no queremos volver a ser esclavos de ninguna corona extranjera.

Respecto del IVA, dijo que se buscó que los legisladores “tengan márgenes muy amplios de libertad” al momento de deliberar sobre el tema de la reforma hacendaria.

Por lo que respecta a Pemex y la política energética, lamentó que estos temas sean vistos como “tabús”.

“Queremos afianzar la mexicanidad de Pemex y el petróleo; insistir en que la política energética es vital para el desarrollo, no sólo por los recursos, sino para generar una economía más activa. Por eso creemos que se tienen que flexibilizar los esquemas de participación económica en algunas etapas del proceso productivo de la empresa”, señaló.

¿Mexicanidad?

¿Saben qué es eso o hablan al tanteo? En todo caso es un desmentido a la española, repitiendo a connotados privatizadores transnacionales. Su propio inconciente los delata.

Primero, los priístas se hacen de delito ellos solos. Le llaman “tabúes” a sus propios principios, otrora sostenidos con vigor demagógico. No nadamás, a antiguos regímenes priístas les tocó ser partícipes de importantes decisiones, como la expropiación petrolera (1938) y la nacionalización eléctrica (1960). Por supuesto, esos acontecimientos no ocurrieron por decisión y menos convicción de las burocracias estatales en turno sino por la decidida movilización de los trabajadores y pueblo en general de la época. Hoy, sin embargo, el PRI renuncia a su propia historiografía oficial.

Para ocultar su acción delictiva la niegan y a la defensa de la industria energética nacionalizada (eléctrica y petrolera) le llaman “tabú”. Promover cínicamente la privatización les parece estar de actualidad.

Pero la decisión no es de la militancia, ésa no existe, el PRI no es partido político verdadero sino una mafia organizada en función de intereses corruptos. Siempre ha sido así. México ha sido país de políticos cínicos por ya muchas décadas, casi siglos.

Por ignorancia, mala fe o seguidismo, los priístas se han vuelto “especialistas” en torcer el lenguaje. Ahora, para adornar su discurso privatizador Camacho Quiroz dijo: “Queremos afianzar la mexicanidad de Pemex y el petróleo”.

¿Qué quiere decir ése priísta?

Cuando Juan José Suárez Copel, exdirector de Pemex hizo negocios comprando acciones de Repsol, los capitalistas españoles se inconformaron y dijeron que mantendrían la “españolidad” de la transnacional petrolera (carente de petróleo).

¿Españolidad tiene algo que ver con el pueblo español? ¿Mexicanidad con los mexicanos? Se debe entender sentimientos, idiosincrasia, pertenencia a España o a México?

Si lo que quiere decir Codwell es que la “mexicanidad” de Pemex significa que seguirá siendo de los mexicanos, la expresión es imprecisa.

Pemex es una industria nacionalizada, esto es, de propiedad nacional. En este sentido, pertenece a todos los mexicanos, constituye un patrimonio colectivo.

Pero Pemex no implica ninguna “mexicanidad” si siquiera es una industria estatizada, está bajo control del Estado pero no es propiedad de éste. Tampoco es una industria mexicanizada.

Nacionalización, estatización y mexicanización no son lo mismo, como tampoco son lo mismo Estado, gobierno o nación.

La mexicanización implica una empresa (privada) propiedad de mexicanos. Pemex es propiedad de mexicanos pero de ninguno en particular sino de todos, es decir, de la nación viviente, es una industria nacionalizada. Pemex es de la nación no es del Estado, mucho menos del gobierno o de algunos mexicanos, es decir, no es estatizada ni menos mexicanizada.

La expresión de Coldwell es impropia por engañosa y falsa. Que Pemex sea mexicanizada implicaría que fuera privada. Eso es lo que quieren Peña Nieto, Videgaray y Coldwell. Como no les gusta la palabra Privatización, la niegan utilizando especies que les suenan eufemistas. Con ello incurren en peores errores, confesando sus necios y antinacionales propósitos. Con la privatización, la nación ya no tendría la propiedad de Pemex, como ahora, sino que la compartiría con las transnacionales. ¿Los “vendedores” del patrimonio colectivo lo harán con “mexicanidad”? No, serán oficialmente mexicanos pero actúan como traidores.



Fuente: 2013, elektron 13 (54) 1-2, 24 febrero 2013.





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