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Volumen 6, Número 79, septiembre 30 de 2006

Se profundiza la crisis política en México

Soberanía popular mexicana

Rebeldía en movilización

El pueblo de México está en rebeldía, millones de mexicanos en las calles repudiamos el reciente fraude electoral presidencial del 2 de julio de 2006. Son ya 96 años de reiterados fraudes pero esta vez los mexicanos hemos dicho ¡basta! Los sucesivos gobiernos han hablado siempre de democracia pero, ese concepto, lo han entendido como la imposición fraudulenta. En 1978, el gobierno en turno propuso una reforma electoral para canalizar el descontento popular por la vía del parlamento, entendiendo a la democracia solamente en su aspecto formal, pero nunca se ha respetado la voluntad popular.

Los acontecimientos que ahora ocurren en México no tienen precedentes recientes. De manera pacífica y masiva, el movimiento ha logrado algunos hechos políticos exitosos. El repudio al foxismo expresa el rechazo al neoliberalismo. La resistencia civil ya le ha ganado algunos pasos a la historia. Millones de mexicanos queremos un cambio de fondo que signifique construir una nueva nación.

Legalidad constitucional rota

Los sucesivos gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido Acción Nacional (PAN) han vulnerado la legalidad expresada por la Constitución política del país. La legalidad electoral fue rota el pasado 2 de julio pero, desde 1992, se alteró esa legalidad en materia eléctrica y, desde 1995, en materia de hidrocarburos. De entonces a la fecha, los mexicanos hemos perdido la tercera parte de la patria equivalente. Actualmente, el 35 por ciento de la capacidad eléctrica instalada total a nivel nacional es de propiedad privada. El transporte, distribución y almacenamiento de gas natural, la exploración del gas seco, la exploración de petróleo crudo y la perforación de pozos, en las plataformas continental y marina, se ha entregado por el gobierno federal a las corporaciones transnacionales.

México ha sido invadido por cientos de corporaciones imperialistas y sus filiales. En todo el territorio nacional, esas corporaciones se han apropiado del patrimonio colectivo social al margen de la ley. Electricitè de France, Sempra Energy de Estados Unidos, Mitsubishi de Japón, Tractebel de Bélgica, Iberdrola de España, Unión FENOSA de España, Endesa de España, Gas Natural de España, y muchas más, operan en México en completa ilegalidad.
Las transnacionales de la energía están detrás del actual conflicto político de México. Son esas corporaciones las principales interesadas en imponer un presidente ilegítimo. Felipe Calderón, asesorado personalmente por José María Aznar, pretende continuar apoderándose del gobierno y los recursos naturales de la nación. Desde su campaña electoral, Calderón, ofreció la apertura total del sector energético a los inversionistas privados extranjeros a través de modificaciones regresivas a la Constitución. De imponerse a la fuerza, comprometerá más aún la soberanía de México en todos los órdenes.

Ilegalidad e ilegitimidad

Con el reciente proceso electoral las instituciones nacionales han evidenciado una fuerte falta de credibilidad. La institucionalidad mexicana está en crisis tiempo ha, seriamente minada por la corrupción generalizada, fomentada por la propia presidencia de la república.

El 5 de septiembre, el Tribunal Federal Electoral (Trife) emitió un contradictorio dictamen respecto a la calificación del proceso electoral presidencial. En su análisis, el Trife, hizo deliberadamente caso omiso a las múltiples irregularidades en miles de casillas electorales. El aspecto más importante fue la corroboración de que, en multitud de casillas, había más votos que votantes. Dos situaciones fueron claras: una, en las casillas se introdujeron votos para Calderón y, dos, se sustrajeron votos para Andrés Manuel López Obrador, candidato de la Coalición Por el Bien de Todos encabezada por el Partido de la Revolución Democrática (PRD). De acuerdo a los datos del PRD, hubo más de 1 millón de boletas electorales faltantes que seguramente fueron extraídas de las urnas para quitárselas a López Obrador. Sin embargo, el Trife desdeñó todas las impugnaciones.

Este tribunal reconoció públicamente la ilegal intervención de Vicente Fox, así como del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) pero, tales irregularidades fueron soslayadas. Los magistrados señalaron que Fox puso en riesgo el proceso electoral pero no pasó nada, ni siquiera le hicieron una amonestación. El CCE violó flagrantemente la ley y ni una llamada de atención recibió.

En suma, el Trife dio forma jurídica a las decisiones políticas previamente tomadas por el gobierno de Fox y la falange franquista que encabeza Aznar. El Trife validó la elección de Felipe Calderón en medio de un amplio repudio de los mexicanos.

47 días de resistencia pacífica

No obstante la feroz campaña de los medios escritos y electrónicos en contra de los manifestantes que apoyamos a López Obrador, en 47 campamentos instalados en el centro histórico y avenida Paseo de la Reforma de la ciudad de México, miles de mexicanos han sido partícipes de innumerables acciones. Diariamente, sesionó la asamblea permanente y se fueron tomando diversas iniciativas.

La acción de resistencia no tiene precedentes en el México contemporáneo. Miles de mexicanos, provenientes de la capital y de todos los estados de la república han sido protagonistas de un importante hecho político: tomar a la capital del país y sostenerse exitosamente durante 46 días. En ese lapso, No hubo un solo hecho de violencia, ni un cristal roto ni mucho menos. Lo que hubo fue discusión intensa, manifestaciones culturales y, ante todo, una demostración de firmeza y dignidad. Se produjo una identificación muy precisa: miles de ciudadanos se manifestaron dispuestos a poner un alto a las sucesivas imposiciones del gobierno federal.

En una de las asambleas informativas, López Obrador dijo: “¡Al diablo con sus instituciones!”. Indicó que había que restaurar a la república pues la actual ha caído en total simulación. Contrariamente a las recomendaciones de varios diarios norteamericanos y europeos, principalmente españoles, que sugerían a López Obrador que reconociera a Calderón a partir del dictamen del Trife, lo que ha ocurrido es un severo rechazo a la imposición planteándose en el fondo un proceso de ruptura con la institucionalidad vigente.

“Entregas y te vas”

Así corearon los diputados y senadores del PRD el 1º. de septiembre, en la Cámara de Diputados, en el momento en que Vicente Fox, custodiado por un impresionante dispositivo militar y paramilitar, sin honores protocolarios, entregó su 6º. Informe de gobierno a un secretario en el vestíbulo del recinto legislativo. Fox no pudo entrar a la sesión pues la tribuna de la Cámara había sido tomada previamente por los legisladores perredistas.

El senador Carlos Navarrete (PRD), al hacer uso de la palabra, señaló que ni él ni sus compañeros se retirarían hasta que los miles de elementos de las fuerzas militares, paramilitares y policíacas, que habían impuesto un virtual estado de sitio dentro y fuera del palacio legislativo, fueran retiradas pues, esos cuerpos, habían incurrido en abierta ilegalidad al suspender de facto las garantías constitucionales.

En inusitado dispositivo por tierra y aire, Fox se retiró abordando un helicóptero que lo llevó a la casa presidencial de Los Pinos. Allí, emitió para la televisión un mensaje previamente grabado, sustituyendo al Congreso de la Unión por las cámaras de la televisión privada. Esta es, la tercera vez en 180 años, que un presidente es impedido de hablar ante el Congreso.

Dos “gritos” de independencia

Fox procedió a desplegar las fuerzas de coerción, los medios incitaban literalmente a la violencia. Para el 15 de septiembre, día en que se conmemora el inicio de la guerra de Independencia (1810) respecto de la corona española, Fox pretendía ocupar el balcón del Palacio Nacional, en el Zócalo capitalino, para dar el “Grito”. La resistencia en plantón rechazó esas pretensiones.

En días previos hubo un amplio despliegue de fuerzas militares disfrazadas de “civiles”, el balcón presidencial fue blindado y los paramilitares intentaron ocupar el Zócalo. La noche del 13 de septiembre, hubo un intento de agresión. Los militares disfrazados trataron de poner vallas metálicas para cercar a los campamentos. Se produjo un serio forcejeo que los medios omitieron. Los hombres mayores se pusieron al frente y, decididos, contuvieron a los agresores que tuvieron que replegarse.

Al siguiente día, el Senado de la república emitió un exhorto a Fox para que se abstuviera de asistir al Zócalo sugiriéndole que diera el “Grito” en Dolores Hidalgo, Guanajuato, cuna de la Independencia. Así ocurrió. En su desesperación, el vocero presidencial dijo que Fox había accedido porque tenían información que en el Zócalo había grupos radicales de la Coalición dispuestos a “matar ciudadanos”. La provocación fue desmentida por el propio Estado Mayor Presidencial en medio del repudio de los medios políticos.

El acuerdo implicó que el “Grito” en el Zócalo fuera encabezado por Alejandro Encinas (PRD), jefe del Gobierno del Distrito Federal (GDF). Luego de vitorear a los héroes de la Independencia, Fox adicionó “¡Viva nuestra democracia!”!, “¡Vivan nuestras instituciones!”. El ambiente de Dolores Hidalgo fue tenso y lluvioso, caracterizado por un despliegue militar y policíaco inusual. En el Zócalo capitalino, Encinas hizo lo propio, adicionando “¡Viva Benito Juárez”!, “¡Viva la soberanía popular!”. En este lugar, la celebración fue entusiasta y alegre. Cientos de miles de mexicanos celebramos con algarabía, todos entonamos el Himno nacional mexicano con el puño izquierdo en alto. Una vez más, Fox fue echado por la resistencia del pueblo.

Elección presidencial popular

El 16 de septiembre, las fuerzas armadas acostumbran realizar un desfile militar. La resistencia en apoyo a López Obrador había acordado levantar los campamentos en la madrugada de ese día, después de la verbena popular que siguió a la ceremonia del “Grito”. El desfile se realizó por la mañana y, por la tarde, más de 1 millón y medio de mexicanos acudimos como delegados acreditados a la Convención Nacional Democrática (CND).

Desde días antes, miles de delegados viajaron, por sus propios medios, desde todos los rincones de la Patria. La Convención fue multitudinaria. Campesinos, estudiantes, colonos, intelectuales, artistas y trabajadores nos dimos cita puntualmente. La presencia masiva fue, sin embargo, a título individual; la presencia de organizaciones sociales fue mínima. Durante el desfile militar, Fox, custodiado por tanquetas y soldados de elite, fue objeto del repudio del pueblo mediante pancartas, gritos y consignas que las bandas militares de música no pudieron acallar. Era el preludio de lo que ocurriría después.

La Convención acordó por aclamación desconocer al reciente proceso electoral presidencial y a Felipe Calderón, supuesto presidente electo por el Trife de manera ilegal e ilegítima. En consecuencia, Andrés Manuel López Obrador fue electo por la CND como el “presidente legítimo de México”.
Al aceptar el cargo, López Obrador dijo que “a partir de la convención, y de conformidad con el artículo 39 constitucional, miles de mexicanos decidieron romper con el gobierno actual, el PAN y sus aliados para recuperar la soberanía y emprender el camino a la construcción de una nueva República”.
La CND acordó la lucha contra la pobreza, la defensa del patrimonio nacional, el impulso de la información y libertad de expresión, el combate a la corrupción y la creación de un nuevo Estado democrático.

Resistencia pacífica, legítima y sin bajas

Los mexicanos en resistencia contra la imposición política neoliberal le hemos ganado un paso a la historia. Impedir que Fox fuera recibido por el Congreso para rendir su informe de gobierno e impedir que acudiera al Zócalo para encabezar la ceremonia del “Grito” no son hechos políticos menores. De entrada, tales hechos no tienen precedente en los tiempos modernos de México. Estos hechos políticos se han realizado de manera pacífica, lo cual es inusitado porque en México, por cuestiones menores, siempre se había desatado una pronta represión.

En esta ocasión, el movimiento de resistencia se ha expresado con decisión y se mantiene intacto. No es que la represión no se haya intentado. Se sabe que las fuerzas militares y policíacas han venido preparando un contingente de miles de elementos paramilitares para intervenir contra el movimiento. El grupo político en el poder, detrás de Fox y el PAN, conocido como “El Yunque” es un grupo fanático de ultraderecha muy violento y criminal que se autollama “pacífico”. Sin embargo, lo que ha determinado al movimiento ha sido la prudencia de los participantes y la habilidad política de su dirigencia, especialmente, del jefe de gobierno del GDF.

No obstante, el movimiento de resistencia civil mantiene importantes contradicciones. Se está en un proceso en que se deben superar rápidamente serias limitaciones. La actual lucha ha rebasado a los partidos políticos tradicionales, incluyendo al propio PRD, que privilegian las decisiones cupulares. Los participantes en el proceso electoral en la Coalición “por el Bien de Todos” han anunciado que, ahora, formarán al Frente Amplio Progresista. No solo es desafortunado este nombre, sino el concepto subyacente. Está demostrado que esas estructuras políticas electoreras no están a la altura de los acontecimientos sociales ni de las aspiraciones ciudadanas para un proyecto de largo alcance. López Obrador ha señalado que "regresamos a la historia de México: antes era la lucha de liberales y conservadores; ahora, derechistas y progresistas" (sic).
Hay evidente indefinición política, la socialdemocracia elude hablar formalmente de “la izquierda” como se omite, incluso, mencionar la palabra Latinoamérica cuando es evidente que la lucha mexicana es parte de la lucha de los pueblos Latinoamericanos y del Caribe. De hecho, el frente internacional está débil. Hasta ahora, solamente la Izquierda Unida de España, la Unión del Pueblo de Canarias y el Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea e Izquierda Verde Nórdica han expresado su solidaridad con la actual lucha de los mexicanos.
Una acción interesante promovida por el equipo de colaboradores de López Obrador fue una carta informativa enviada a los participantes en la reciente 14 Cumbre de Países No Alineados, realizada en La Habana, Cuba, precisamente el día 16 de septiembre en momentos previos al inicio de la Convención Nacional Democrática en la Ciudad de México.

En los próximos días, López Obrador procederá a nombrar un gabinete de gobierno alterno. De acuerdo a la Convención, este gobierno tomará posesión en una gran concentración que se realizará en el Zócalo de la Ciudad de México, el próximo 20 de noviembre, 96 aniversario del inicio de la Revolución Mexicana. Ese día habría 3 presidentes en México: Vicente Fox a punto de irse, Felipe Calderón electo por las instituciones y López Obrador quién, a ese momento, ya habría tomado posesión electo por el pueblo.

Imposición e ingobernabilidad

Para el 1º. de diciembre, de acuerdo a la Constitución, el Congreso de la Unión deberá sesionar para que, en ese acto, el presidente electo tome posesión de su cargo y proteste cumplir lo dispuesto por la Constitución. Independientemente del lugar, la ceremonia debe hacerse en una sesión legalmente constituida.

La resistencia civil se ha propuesto impedir que Calderón tome posesión ese día. Si Calderón no tomara posesión no podría ejercer legalmente el cargo. La crisis política llevaría a la designación, por el Congreso, de un presidente interino quien, en el plazo máximo de 18 meses, convocaría a nuevas elecciones presidenciales. Si Calderón logra tomar posesión, necesariamente apoyado en las fuerzas militares, paramilitares y policíacas, difícilmente podría gobernar. En este caso, habría una dualidad presidencial, una custodiada por el ejército fungiendo en la ilegitimidad y, otra, apoyada por el pueblo dedicada a recorrer el país con un gobierno itinerante.

Calderón no era el candidato de Fox ni de su propio partido (PAN). Antes y después del proceso electoral, “El Yunque” le ha estado imponiendo todas las decisiones y, aún antes de tomar posesión, le están dictando un programa de gobierno ultra-neoliberal en abierta provocación a los mexicanos. Pretenden, en breve descripción, violentar más la ruptura de la legalidad por la vía de modificar la Constitución del país con relación a los recursos naturales patrimonio de la Nación para terminar de entregarlos a las corporaciones del imperialismo.

La imposición de Calderón pudiera volver ingobernable a México. El 29 de agosto, en una inserción de prensa, Javier Livas Cantú, militante del PAN en Monterrey, centro del capital financiero e industrial del norte del país, le sugirió a Calderón que Renuncie, diciendo que hay “Una realidad incontrovertible: ningún tribunal podrá restaurar un resultado electoral que nació asfixiado, evidentemente manoseado y turbio”.

Ruptura y construcción

Más allá de la renuncia de Calderón, voluntaria o forzada, la resistencia civil tiene enormes retos. Un acuerdo de la Convención es sesionar en marzo de 2007 y, más adelante, llamar a un Congreso Nacional Constituyente para dentro de 3 años.

En México está planteada en el fondo una ruptura política que, para consolidarse, implicaría al mismo tiempo un proceso de construcción. Si, como se ha estimado, las instituciones oficiales carecen de credibilidad y se han vuelto caducas, eso implica transformarlas en algo nuevo y diferente. Para algunos, se trataría solamente del cambio de régimen sin ruptura pero la dinámica del movimiento podría ser otra.
Para el FTE de México, ese algo nuevo y diferente supone la necesidad de superar contradicciones y paradojas y asumir el movimiento expresado en un programa acompañado por la necesaria organización social del pueblo mexicano en todo el territorio nacional. Si se profundiza la ruptura, más importante es avanzar en la construcción de las alternativas políticas y sociales. (México, 21 de septiembre de 2006).

Más de un millón de delegados en la Convención Nacional Democrática nombraron a López Obrador Presidente legítimo de México.

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