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Volumen 6, Número 78, agosto 27 de 2006

Crisis política y pasividad del gobierno foxista

Conflicto social en Oaxaca

El descontento del pueblo de Oaxaca aumenta mientras el gobierno procede a la represión.
El gobierno en evidente crisis, en Oaxaca “tronaron” las instituciones oficiales.
La movilización se intensifica y extiende en todo el Estado, Ulises Ruiz debe salir.

Protesta social contra el autoritarismo del gobierno

La protesta social no es solo en la capital, Oaxaca, sino que se ha extendido a las siete regiones del estado del mismo nombre. En Zaachila, Huahuapan de León, Tehuantepec, Pinotepa Nacional, Teotitlán de Flores Magón y 28 municipios más el pueblo ha desconocido a los alcaldes. En todos los casos, las acciones se han tomado por los pobladores cansados de tantos abusos. En sustitución de los destituidos se han nombrado “ayuntamientos populares”. La demanda principal del movimiento, en estos momentos, es la renuncia de Ulises Ruiz, gobernador de Oaxaca. Tanto el gobernador como los alcaldes ya destituidos son miembros del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y están siendo apoyados por el Partido de Acción Nacional (PAN) y el gobierno foxista.

Organizados en la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO), los maestros y pobladores oaxaqueños realizaron, a fines de julio, un boicot a la presentación de la tradicional Guelaguetza, espectáculo comercializado con música y baile de las regiones de Oaxaca, y, procedieron a realizar otro evento pero de carácter abierto, popular y gratuito. Durante el boicot, hubo provocaciones y disparos.

El 1 de agosto, “unas 2 mil mujeres de diferentes organizaciones de la APPO tomaron al medio día las estaciones de radio 96.9 FM y 680 AM, y el Canal 9, la llamada "televisión de los oaxaqueños", pertenecientes a la Corporación Oaxaqueña de Radio y Televisión (CORTV), propiedad del gobierno estatal” (Bellinghausen H., Vélez O., en La Jornada 2 ago 2006).

“Las mujeres denunciaron en la radio oficial el uso "contra el pueblo" de armas de uso exclusivo del Ejército por parte de "grupos paramilitares" y, agregaron, "Será el pueblo de Oaxaca el que decida el rumbo del estado."

El mismo día, un grupo de maestros oaxaqueños iniciaron un plantón en la Ciudad de México, frente al Senado de la República, para exigir la renuncia de Ulises. En Oaxaca, los maestros lo emplazaron su pronta renuncia o, "de lo contrario se procederá a la quema de autobuses" del servicio urbano de pasaje, dijeron.

Provocación, violencia e indignación popular

“El movimiento magisterial y popular integró hoy brigadas móviles para cerrar de manera permanente todas las oficinas de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, así como palacios municipales, y "recoger" todos los "vehículos oficiales", con el objetivo de "paralizar la operatividad de la administración pública e incrementar las condiciones de ingobernabilidad", a fin de que renuncie o sea destituido el gobernador Ulises Ruiz Ortiz” (Vélez O., en La Jornada 5 ago 2006). Los maestros de la sección 22 del SNTE tomaron el palacio municipal de Oaxaca.

El movimiento ha llegado a un nivel tal que la administración gubernamental ha sido paralizada sumiendo a las instituciones en una profunda crisis política. El descontento contra el autoritarismo del gobierno estatal ha aglutinado ya a un sector mayoritario de la población.

A petición de Ulises Ruiz, el 7 de agosto, llegaron a la capital del estado 500 elementos de la Policía Federal Preventiva (PFP) los que acamparon en la 28 zona militar del Ejército federal.

El 10 de agosto, el movimiento magisterial y popular realizó una nueva marcha. 20 mil personas se manifestaban por las calles de Oaxaca cuando empezaron los balazos. La marcha fue atacada por presuntos policías apostados en el balcón de una casa deshabitada. Los atacantes abrieron fuego durante varias ocasiones dispersando a la multitud. Un mecánico fue herido y, posteriormente, falleció. Con piedras, los Topiles de la APPO hicieron frente a los agresores y detuvieron a cuatro, el quinto se refugió en el interior de la casa de donde salieron los disparos. Los Topiles lo buscaron y, al no encontrarlo, procedieron a prender fuego a esa casa.

La indignación del pueblo oaxaqueño aumentó. "Fox, Calderón y Ulises, el pueblo los maldice", surgió como consigna.

El 15 de agosto, otros provocadores fueron detenidos por el pueblo cuando habían irrumpido en la casa de uno de los miembros de la APPO en el municipio de Coyotepec. Ese día, los 5 mil afiliados a la sección 5 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Salud (SNTSSA) se sumaron al movimiento e iniciaron un paro de labores para exigir la salida de Ulises. Esta sección forma parte del Frente de Sindicatos y Organizaciones Democráticas de Oaxaca (FSODO). Los trabajadores se integraron al plantón indefinido que se mantiene en el centro histórico de Oaxaca.

Foro para construir la democracia

Ese día se inició, también, el Foro Nacional Construyendo la Democracia y la Gobernabilidad en Oaxaca. La APPO proyectó la realización de un paro cívico estatal y el cierre de carreteras. El Foro fue convocado como "un espacio de reflexión plural y diverso, cuya finalidad es convocar a amplios sectores de la sociedad oaxaqueña y de la comunidad nacional, para analizar la grave crisis que enfrenta el estado, proponer alternativas de solución y ofrecer respuestas desde una perspectiva ciudadana".

Al evento asistieron 1,500 participantes de 200 organizaciones. Teniendo como sede a la Universidad Benito Juárez de Oaxaca, los temas se refirieron a “la necesidad de un nuevo Constituyente estatal, el diseño de un programa político y la discusión de políticas de inclusión y diversidad en Oaxaca”-

El Foro exigió al Congreso de la Unión la desaparición de poderes en la entidad. También se hizo “un llamado a la sociedad oaxaqueña para iniciar un diálogo y consulta hacia una nueva Constitución, que "refleje a todas las voces que conforman la pluralidad y diversidad de sectores, grupos y expresiones que hacen la riqueza histórica y política del estado".

Los indígenas de la Unión de Organizaciones Sociales de la Sierra de Juárez, desde el 14 de junio, han sido parte solidaria y activa del movimiento, su presencia en el Foro fue determinante. También la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo y otras organizaciones indígenas han sido partícipes del movimiento. El FSODO anunció un paro de 80 mil trabajadores del sector público para el 18 de agosto. Ese día se realizó una marcha. En el mitin se exigió al Congreso de la Unión la desaparición de poderes.

El 17 de agosto, en la Ciudad de México, integrantes de la APPO estuvieron presentes en los campamentos y declararon que se unían a la lucha contra el fraude electoral presidencial para evitar la imposición de Felipe Calderón y por la remoción de Ulises Ruiz.

Pero la crisis, más que electoral es social. En Oaxaca se ha vivido durante casi 100 días un clima de violencia persistente y creciente. Las acciones de movilización han sido masivas, intensas y variadas, incluyendo bloqueos de bancos y carreteras, toma de oficinas de gobierno, vehículos oficiales, estaciones de radio y televisión. Al mismo tiempo, se han multiplicado las órdenes de aprehensión contra participantes en el movimiento, agresiones armadas, provocaciones e intimidaciones policíacas, detenciones y torturas.

El Foro de Oaxaca lo expresó un diagnóstico de la situación enmarcado en “"la falta de instituciones confiables para el buen desempeño del servicio público. La violencia constante promovida desde el gobierno, junto al uso ilegítimo de las fuerzas de seguridad pública, evidencian la crisis de gobernabilidad en el estado".

Agresiones deliberadas del convoy de la muerte

A la media noche del 22 de agosto, policías estatales y municipales, algunos de ellos encapuchados, atacaron a maestros y miembros de la APPO abriendo fuego contra las guardias nocturnas de vigilancia, hiriendo a una persona quien después falleció. Lejos de cumplir sus funciones, Lizbeth Cañas, procuradora de justicia del Estado, declaró que el movimiento es “una guerrilla urbana”. Ulises Ruiz, por su parte, reivindicó la acción de la policía. En la ciudad de México, Enrique Jackson (PRI) dijo que había “evidente presencia de grupos armados” mientras el PRD exigió la salida de Ulises. La APPO rechazó las versiones de Cañas y Jackson.

Las agresiones policíacas se produjeron en diversos puntos de la ciudad y de otros municipios. En la “Operación Limpieza”, las policías, golpeadores y pistoleros a bordo de vehículos pesados, se dedicaron a aterrorizar a la población. Los agresores se hicieron acompañar de la televisión privada nacional (Televisa y Televisión Azteca). Los grupos de golpeadores estaban encabezados por los charros sindicales de la CROC, organización mafiosa afiliada a las imperialistas CIOSL-ORIT.

Para evitar más agresiones, se multiplicaron las barricadas del movimiento en calles y avenidas. Pero, al siguiente día, prosiguieron las agresiones del convoy de la muerte contra instalaciones de varias radiodifusoras en poder de la APPO. Luego, los golpeadores tomaron la rectoría de la Universidad de Oaxaca desalojando a profesores y estudiantes.

Las asambleas populares se multiplicaron y el gobierno federal ofreció “negociaciones”. La APPO respondió que, después de 38 asesinatos, exigía la “desaparición de poderes como un derecho del pueblo”. El movimiento declaró que “"los paramilitares, los violentos, son del gobierno; quienes han puesto los muertos, los heridos, los secuestrados, somos nosotros" y agregó que, "las barricadas defienden los sueños del pueblo oaxaqueño" (Bellinghausen H., en La Jornada 24 ago 2006).

Escuadrones sueltos y flotillas de taxis de la CROC circulaban con los convoyes policíacos disparando por las calles, ante una movilización decidida, incansable e intensa de la población en la capital y municipios de Oaxaca.

El 24 de agosto, la APPO aceptó dialogar con la secretaría de gobernación “sin condiciones” y con un único tema “la salida de Ulises Ruiz”.


Protesta de los maestros de Oaxaca frente al Senado de la República.
FOTO: B. Hernández, en www.jornada.unam.mx


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