Volumen 16, Número 339, julio 15 de 2016
 


Las mentiras no se sostienen



"Bajará el precio de la luz y también del gas para las familias, los comercios y la industria”, dijo Peña Nieto desde su campaña electoral. Por supuesto, no cumplió. Ha hecho, exactamente, lo contrario. Eran mentiras y la política sostenida en mentiras termina por caer. Pero es solo el principio, esa situación seguirá mientras la industria eléctrica esté privatizada. (FTE).


México SA

Ahora las tarifas eléctricas.
Alzas, 170; reducciones, 18.
EPN: palabra incumplida.

Por Carlos Fernández-Vega.
Artículo tomado de La Jornada, 5 julio 2016.


Y ahora con ustedes, un actor electrizante: “tú lo has visto a lo largo de esta campaña y la gran mayoría de la gente me dice: oiga, ya no me alcanza. No le puedo dar a mi familia todo lo que necesita, porque no me alcanza, simplemente. A las familias mexicanas les llega un recibo de luz que se ha ido encareciendo en los últimos años. Con la reforma energética voy a bajar el costo de la luz eléctrica. Les va a llegar el recibo de luz por menos. Y ese es un compromiso que he hecho con todos los mexicanos. Se trata de que cada familia mexicana sienta los beneficios de un buen gobierno día a día”.

Así es: el actual inquilino de Los Pinos prometió lo anterior en no pocas ocasiones a lo largo de su campaña electoral, no sin subrayar que uno de los objetivos fundamentales de la reforma energética era, según su dicho, bajar las tarifas eléctricas. Me estoy comprometiendo para que las tarifas de luz en todo el país disminuyan, a partir de la reforma energética que voy a impulsar. Vamos a bajar la tarifa eléctrica para el consumo de los mexicanos, y la energía que también necesita la industria de nuestro país, para generar más empleos y mayor competitividad.

Desde cuando menos abril de 2012 lo repitió en innumerables ocasiones: he firmado (ante notario público) una serie de compromisos de campaña entre los que destaca la reducción de las tarifas de electricidad, un sentido reclamo de la población, dijo en sus giras por Baja California, Veracruz, estado de México, Tabasco y demás entidades de esta República de discursos. Y para alcanzar tal objetivo Peña Nieto aseguró que era necesaria una reforma energética, pues se trata de beneficiar los bolsillos de los mexicanos.

Pues bien, habrá que demandar al notario, pero el hecho es que la reforma energética se aprobó desde hace rato; también su ley reglamentaria, pero resulta que primero fue el alza al precio de las gasolinas (también en campaña prometió exactamente lo contrario) y de inmediato después las tarifas eléctricas. No hay pretexto alguno, por mucho que el nervioso director general de la Comisión Federal de Electricidad, Enrique Ochoa Reza (subsecretario de hidrocarburos al inicio del gobierno peñanietista), asegure que dichas tarifas todavía son competitivas respecto del pasado reciente, aunque se mantengan por arriba de las que se cobran en Estados Unidos.

El comunicado oficial de la CFE detalla que durante julio se incrementan las tarifas para los sectores industrial, comercial y doméstico de alto consumo, debido a que los precios del combustóleo y el gas natural subieron 8.4 y 18 por ciento, respectivamente, lo que hizo insostenibles la baja tarifaria prometida a cambio de la aprobación de la reforma energética. Después de 18 meses de tarifas a la baja, el incremento para el sector industrial será de entre 2 y 5 por ciento; para el comercial de 5 a 7 por ciento y la de uso doméstico de alto consumo de 6.8 por ciento respecto a la establecida para julio de 2015.

De entrada, lo anterior solamente detalla las alzas en julio de 2016, pero ello no quiere decir que sean los únicos incrementos en el año. De hecho, parece ser el banderazo de salida para retomar la política de aumentos mensuales (una suerte de gasolinazos eléctricos, si vale el término) inaugurada en tiempos de Vicente Fox, acelerada en los de Felipe Calderón y, por lo visto, mejorada en los de Enrique Peña Nieto, con todo y reforma energética.

De acuerdo con el director general de la CFE, el ajuste tarifario es obligado, porque 80 por ciento del costo de generar energía eléctrica depende del precio de los combustibles que utilizamos para generarla; en este mes, respecto de los anteriores, ha subido el precio del combustóleo y del gas natural; en consecuencia, al subir el precio de los combustibles, el índice del combustible con el cual se calcula la tarifa aumentó y eso se traduce en un incremento de las tarifas eléctricas comercial industrial y doméstica de alto consumo.

Eso dijo, pero la estadística oficial (de la Secretaría de Energía en este caso) documenta que el precio por metro cúbico de combustóleo pesado cerró en mayo pasado (el dato más reciente) en 2.71 pesos, frente a 3.37 pesos en enero de 2016 y 5.65 pesos en julio de 2015. Si seguimos las palabras de Ochoa Reza, entonces es de suponer que en junio del presente año ocurrió una catástrofe que disparó el precio de dicho combustible y justificó el alza tarifaria de julio.

Por el lado de los precios del gas natural la misma estadística señala que de enero a mayo de 2016 la Comisión Federal de Electricidad redujo su consumo en más de 25 por ciento, de tal suerte que tampoco por ese lado se justificaría el aumento de tarifas. Menor precio del combustóleo y caída en el consumo de gas natural ni lejanamente justifican el movimiento alcista. Lo que sí, son los contratos leoninos firmados con las trasnacionales del ramo eléctrico que se han convertido en amas y señoras del sector.

Además, con la reforma foxista (en 2003 se autorizaron aquellos contratos de servicios múltiples para la cuenca gasífera de Burgos, con la trasnacional Repsol entre las concentradoras) se prometió a los mexicanos que su país no sólo sería autosuficiente en gas natural, sino que en unos pocos años se convertiría en una verdadera potencia exportadora. Como siempre, no fue así, y con la llegada del gobierno peñanietista, el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, se vio en la penosa necesidad de reconocer que en realidad México se convirtió en importador neto de... gas natural.

Ochoa Reza juega mañosamente con las cifras, pues asegura que llevábamos 18 meses consecutivos en reducción de tarifa industrial en el país, cuando se mide respecto al mismo mes del año anterior, es decir, de forma interanual, en este mes de junio es el primer mes en 19 meses donde la tarifa interanual sube.

Pero la ecuación es distinta: “llevábamos 18 meses...”, asegura Ochoa Reza, pero en realidad se acumularon alrededor de 170 meses de aumento permanente y sustancial en las tarifas eléctricas, porque el jueguito comenzó, cuando menos, al principio del sexenio foxista, cuando sus secretarios de Hacienda, Francisco Gil Díaz, y de Energía. Ernesto Martens, pusieron en marcha el nuevo plan tarifario del servicio eléctrico. Y Calderón metió el acelerador, al igual que EPN. ¿Resultado?: destrozaron a los consumidores. Y van por más.

Las rebanadas del pastel

Qué bueno que se restableció el abasto en Oaxaca (Meade Clay dixit). Sólo falta poder adquisitivo para que los oaxaqueños puedan comprar.


2016, elektron 16 (185) 1-2, 5 julio 2016, FTE de México.






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