Volumen 15, Número 308, mayo 1 de 2015
 


2. Crisis capitalista y respuesta obrera


RESUMEN: Se realiza un análisis de la crisis capitalista y de la respuesta obrera y se propone que los trabajadores tomemos decisiones unificadas a nivel mundial, con una visión política de conjunto, en la perspectiva de una salida no-capitalista a la crisis.

1. Introducción

La crisis capitalista se origina como resultado del movimiento tendencial de las leyes de la ganancia. La causa de la crisis corresponde a la consecuencia inherente a la caída tendencial, expresada por los fenómenos de sobreacumulación de capital, sobreproducción de mercancías y caída efectiva de la tasa (más no de la masa) de ganancia.

Esta compensación por la masa es la que, finalmente, lleva a la sobreacumulación de capital, lo que induce el descenso de la inversión productiva, el descenso del nivel de empleo, la reducción de los salarios y la baja en la demanda.

En consecuencia, a un estado de sobreproducción de mercancías, que la demanda solvente no puede absorber. Se trata de la puesta en evidencia de las contradicciones entre producción y consumo, entre producción y distribución.

En los análisis, generalmente, se destacan los efectos limitados de las prácticas de maximización de ganancia. Todas las contratendencias a la caída tendencial de la cuota de ganancia tienen una duración limitada, ya sea de índole física o endógena a la misma contratendencia.

La principal de estas contratendencias es la lucha de los trabajadores en contra de su explotación, lo que pone de relieve una vez más el carácter central de la lucha de clases.

2. El capital y el trabajo

2.1 Dimensiones de la crisis

La crisis de las economías capitalistas es la crisis del modo de regulación de esas economías. Las dimensiones de la crisis son económicas, sociales, políticas y culturales.

Para algunos analistas, la causa de las contratendencias se explica porque las formas de competencia y las instituciones que la regulan no permiten que se realice el ajuste entre la estructura de la producción y la necesidad social.

Tres movimientos destacan en cuanto al desarrollo de la crisis. El primero es la lucha alrededor de la tasa de ganancia que caracteriza a todo el desarrollo de la crisis. Se trata de tentativas de implementación, en el proceso de trabajo y la producción, que permitan obtener una cierta tasa de ganancia.

El segundo se refiere al funcionamiento perturbador de la ley del valor durante la crisis, caracterizado por las tensiones monetarias internacionales y los movimientos inflacionarios y crediticios.

El tercer movimiento es el “trabajo de crisis” que pone en juego a la estructura de clases del capitalismo. Nuevas fracciones dominantes del capital se imponen y modifican el espacio funcional del capital. Se apunta hacia un nuevo proceso de acumulación y una nueva división del trabajo social.

En cuanto a las modalidades de resolución de las crisis, la salida será capitalista si la desvalorización del capital y de la fuerza de trabajo, auspiciado por una fracción capitalista que ha sido capaz de hegemonizar en su favor el desarrollo de la crisis, restablecen el funcionamiento de las leyes del movimiento del capital.

Esta salida resultaría de la imposición, por parte de los detentadores del capital, para establecer prácticas estructurales que reconstituyan las condiciones de un proceso de acumulación eficaz, en el que la tasa de ganancia sería ya “satisfactoria”, así como la organización de las funciones de la competencia.

Una salida no-capitalista depende de una restructuración del sistema de clases en favor de la clase obrera y sus aliados.

2.2 Dimensiones de la respuesta obrera

Las dimensiones de una verdadera respuesta obrera se expresan en la lucha unitaria y coordinada a escala mundial, en sus vertientes teóricas, políticas, laborales, sociales y culturales. Sin embargo, ante la crisis, la respuesta de los trabajadores del mundo sigue siendo desigual, dispersa y fraccionada. La relación de fuerzas en la lucha de clases nos sigue siendo desfavorable.

La lucha sindical es intrínsecamente limitada a una lucha de resistencia frente a los efectos de la crisis sin poder resolver el creciente desempleo, la reducción sistemática del salario (real y relativo), la baja en la demanda del consumo, y los múltiples problemas asociados en materia de educación, salud, vivienda y seguridad social.

En las crisis, solamente pueden sobrevivir los trabajadores mejor organizados y dirigidos, los demás tienen el riesgo de sucumbir.

La respuesta obrera, sin embargo, se fragmenta en luchas aisladas y gremiales. En algunos casos, la movilización es masiva pero en el marco de las reivindicaciones defensivas. Hace falta articular las fuerzas de los trabajadores con base en un programa común de lucha a escala mundial.

3. Conclusiones

En la dimensión teórica, los filósofos del capitalismo han hecho creer a las masas que la historia terminó y solamente es posible una salida capitalista que, algunos trabajadores y organizaciones adornan con la adjetivación de “democrática”.

Se trata de una apreciación falsa porque la contradicción entre la fuerza social (representada por el capital) y la fuerza natural (representada por el trabajo) están vigentes en todas partes del mundo. Es la vigencia de la lucha de clases. En este marco, la única salida a la crisis, favorable a los trabajadores, es necesariamente no-capitalista.

En los análisis recientes, sin embargo, siempre se omite toda referencia al socialismo quedando las conclusiones al nivel de interpretación de la crisis sin atender la necesidad de la transformación social.

PROPUESTA

El FTE de México presenta al 16º Congreso Sindical Mundial la siguiente propuesta:
  1. Para los trabajadores del mundo la única salida a la crisis es una vía no-capitalista. La FSM llama a sus afiliados a enmarcar las luchas en el contexto de la lucha de clases. A tal efecto, es preciso organizar la lucha conjunta, unificada y coordinada a nivel internacional.

Frente de Trabajadores de la Energía,
de México





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