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MEXICO

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PERIODICO DEL FRENTE DE TRABAJADORES DE LA ENERGIA DE MEXICO

 Vol. 2, No.23         Junio 23 de 2002

No, a Reforma Laboral

Privatizar la economía y eliminar derechos obreros, ejes de la política económica neoliberal. La reforma laboral foxista está orientada a aumentar la explotación de los trabajadores y la ganancia de los empresarios.

 

Modificar la jornada de trabajo ampliándola, recuento obligatorio antes de estallar una huelga, despidos sin aviso previo. Tales son algunas de las propuestas que el gobierno de Fox pretende imponer como reforma laboral

De acuerdo con las propuestas orquestadas por la secretaría del trabajo, presidida por un empresario de los más retrógradas, se indica en el artículo 59 que, “El sindicato y, a falta de éste, los trabajadores y el empleador podrán convenir la ampliación de la jornada diaria, sin que se considere tiempo extraordinario, para permitirle a los trabajadores el reposo de varios días a la semana”

Respecto al artículo 387 se propone que “Cuando un sindicato emplace a huelga para firma de contrato colectivo, la Junta deberá señalar, dentro de las 48 horas siguientes y antes de la fecha fijada para su estallamiento, día y hora para el desahogo del recuento, con el propósito de determinar si es voluntad de la mayoría de los trabajadores la celebración del contrato”

Estas 2 (dos) propuestas son suficientes para rechazar a plenitud, en todos sus términos, la reforma laboral del foxismo, del Banco Mundial y empresarios neoliberales.

Hace más de 100 años que los trabajadores mexicanos, encabezados por Ricardo Flores Magón, enarbolamos la jornada de 8 horas diarias, 40 horas a la semana, dos días de descanso y pago de 56 horas. Un millón de vidas costó la Revolución Mexicana. En 1931, la Ley Federal del Trabajo reconoció el derecho obrero a la jornada máxima de trabajo. A la fecha, sin embargo, no se cumple. Pocos son los centros de trabajo con jornadas semanales de 40 horas. No obstante, el gobierno de derecha pretende ampliar la jornada, sin ningún pago adicional pues indica que esa ampliación no se consideraría tiempo extraordinario.

Respecto a la huelga, el derecho se conquistó hace casi cien años, en Cananea y Río Blanco, al precio de la sangre obrera. Ese derecho, sin embargo, en México NO EXISTE. ¡El derecho de huelga en México NO existe!

Tratándose del sindicalismo industrial, hacer huelga está prohibido, aunque la ley reconozca el derecho. Cuando se proyecta una huelga, siempre interviene el ejército y se desata la represión. En el último intento de una huelga nacional electricista, en 1976, fuimos reprimidos con violencia, política y militarmente. Ahora, el gobierno foxista propone limitar más tal derecho, exigiendo la intervención oficial en asuntos propios de los trabajadores. ¡El derecho de huelga es de los trabajadores! Nada tiene que hacer el gobierno, con ningún tipo de recuento previo para garantizar ese derecho, por demás inexistente en la práctica.

Lo peor es el estado deplorable del sindicalismo mexicano. Los charros del Congreso del Trabajo están en desacuerdo con las propuestas de empresarios y gobierno. El charrismo sindical, sin alternativas, preferiría que las cosas se mantengan sujetas a su control mafioso.

La Unión Nacional de Trabajadores (UNT) ha formulado una propuesta, adoptada por el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Esa propuesta incluye: semana de trabajo de 40 horas, sustitución de las Juntas de Conciliación y Arbitraje por jueces laborales, creación del registro público nacional de organizaciones sindicales y contratos colectivos, Voto libre directo y secreto en al elección de directivas y recuentos para la celebración de contratos colectivos, titularidad y huelga, Productividad concertada y reparto de beneficios, Libertad sindical sin intervención del Estado, Derogación del Apartado B, Intervención de las comisiones de derechos humanos en asuntos laborales, entre otras.

La propuesta de la UNT es diferente a la oficial, sin embargo, es muy limitada. Podría decirse que, dadas las actuales condiciones laborales en México, lo que la UNT propone es un avance. Pudiera ser, pero eso no conduce a la mejora real de la situación ni menos a la democracia sindical, como han expresado sus promotores encabezados por una representación viciada y formada en las prácticas del charrismo sindical.

No se necesita una nueva ley, se necesitan 2 (dos), una de modificaciones y adiciones al artículo 123 constitucional, principalmente para redefinir las ramas industriales mismas que deben ser 20 (veinte). En la actualidad, lo que existe es una “revoltura” fuera de época. La otra, es la Ley Mexicana del Trabajo en la cual debe establecerse la jornada semanal de 36 horas con pago de 56. Al respecto, hay antecedentes exitosos en México (bahena, CCT SUTIN 1986). En breve descripción, tenemos alternativas.

Lo grave de la situación es la carencia de condiciones políticas. Hace falta una nueva ley laboral, la actual es obsoleta en muchos aspectos. Sin embargo, la ofensiva del neoliberalismo es brutal y la fuerza política del movimiento obrero mexicano es casi nula. De manera que, NO conviene modificar por ahora la legislación laboral. Esto es contradictorio pero obedece a una realidad concreta, es una triste y desagradable realidad.

En estos momentos, cualquier modificación, constitucional o no, representa un grave riesgo para los trabajadores dada la desfavorable correlación de fuerzas. Confiar en los actuales partidos políticos es una ilusión, confiar en “liderazgos” charros es un evidente error. Defender lo que se tiene es ya una ventaja, pues cada día las amenazas de seguir perdiendo conquistas se vuelven realidades insoslayables. También, debemos organizarnos mejor y luchar coherentemente, democráticamente, con independencia de clase, en un movimiento obrero verdadero. Esta, es tarea de los trabajadores no del gobierno ni de ninguna ley.

¡Respeto a derechos obreros!

¡No, a la reforma laboral neoliberal!


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