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NOTICIAS, ANÁLISIS Y PROPUESTAS DEL SECTOR ENERGÍA
Volúmen 1 Número 14 / 22 de diciembre de 2001
Apagón Eléctrico en España

Apagón de mas de tres horas deja sin luz a Barcelona
Más de un millón de personas a merced del monopolio de Endesa

Apagón y caos, tituló la prensa española a la noticia con la que dio cuenta del apagón en Barcelona, en pleno invierno y nevada en Cataluña. Parte del territorio español quedó incomunicado al bloquearse las carreteras y el transporte ferroviario.

El 14 de diciembre de 2001, el monopolio eléctrico español Endesa dejó sin luz a más de un millón de personas. La onda fría, de hasta 10 grados bajo cero, y la incapacidad del gobierno mantuvieron atrapadas a miles de personas en sus vehículos un día entero y numerosos pueblos permanecieron incomunicados.

Refirió El País, “A primera hora de la tarde del viernes, la ciudad se apagó, los metros se pararon, los semáforos se bloquearon, las casas se quedaron sin fluido, muchos ascensores quedaron colapsados y la propia sede de la compañía eléctrica, que se había declarado por la mañana preparada para lo que viniera, se quedó sin luz. El Gobierno catalán tuvo que alquilar un generador para garantizar el suministro en el Palau de la Generalitat”

La Generalitat culpó a los usuarios por no haber evitado los desplazamientos y anunció sanciones a Endesa. La prensa dijo que, ha quedado claro que la Administración no controla un servicio público, aunque sea propiedad privada, como el suministro de electricidad”. Esto revela mala fe y ni el gobierno ni la prensa se refieren al fondo del asunto. Culpar a los usuarios es ridículo; en tal caso, habría que culpar también a la nieve. Amenazar con sancionar al monopolio eléctrico es risible; además, no pueden. En ocasiones anteriores, Endesa se ha burlado de ese tipo de amenazas. Cuando, recientemente, se le advirtió a la empresa que mejorase sus líneas de suministro respondió señalando que no lo haría sin compensaciones. Evidentemente quien controla el servicio público ya no es el Estado sino la empresa. Tal situación se ha producido precisamente porque la industria tiene un régimen de propiedad privada. En la actualidad Endesa controla 8 mil Mwe en las centrales eléctricas catalanas y casi el cien por ciento de las redes eléctricas.

El gobierno todavía suavizó más su postura al indicar que antes de sancionar a la empresa primero esperaría a conocer las causas de la avería. Al parecer, dicha avería se produjo al caer al suelo un cable pararrayos situado sobre una línea de alta tensión de 220 mil kV. Pero se desconocían las causas del desprendimiento del cable. El hecho es que 40 subestaciones se desconectaron automáticamente y la red tuvo que aislarse desde el centro de control de Endesa.

Según la versión de la empresa, la avería no se debió a que el frío provocara un aumento del consumo y una sobrecarga de la red, sino que, se rompió un cable de tierra en una línea de alta tensión. Algunos fragmentos del cable cayeron sobre otro cable y provocaron un cortocircuito. Ello provocó una reacción en cadena (sic) de desconexiones en otros puntos de la red eléctrica. El motivo por el que se rompió el cable que originó los apagones aún se desconoce, dijeron.

El alcalde Barcelona hipócritamente calificó de “inaceptable” el caos producido por el apagón. Se trata de vulgar demagogia, porque lo inaceptable es que el servicio público de energía eléctrica sea de propiedad privada. Allí están causas, el apagón solo representa las consecuencias.

Las deficiencias de suministro eléctrico en Cataluña son más que alarmantes: en invierno, porque hace frío, y en verano, por el aire acondicionado, se queja la prensa pero no hace nada coherente. La única manera de garantizar un servicio adecuado, debidamente planeado, autosuficiente y de calidad es el verdadero servicio público a cargo del Estado y bajo el control operativo de los trabajadores electricistas organizados democráticamente.

¿Qué fue lo que llevó a Endesa a esta situación de caos? Según algunos analistas, insuficientes inversiones e inadecuación de la red originan los repetidos cortes de suministro. Sí, inversiones insuficientes, carencias en el mantenimiento, efectos perversos de un servicio en régimen de monopolio, externalización de servicios e inadecuada atención al cliente, incluso en los aspectos relativos a la información. Estos son los pecados capitales de Endesa en Cataluña. Esas son las características del servicio eléctrico privado, ayer, hoy y mañana. Esto lo vivimos en México antes de la nacionalización eléctrica.

Con Endesa, los pueblos de España están a merced de un monopolio imperialista. A. Carrillo, en La Vanguardia, señaló claramente que, Endesa acumula un déficit de inversiones. Lo demuestran tanto la falta de continuidad del suministro como su insuficiente calidad. El 60% del déficit inversor corresponde a la mejora de la red de media y baja tensión; el 26% a las nuevas líneas de alta tensión, y el 14% a nuevas subestaciones.

“Los fuertes incrementos del consumo eléctrico se han dado al tiempo que la red se revelaba insuficiente para cubrir las nuevas necesidades. Entre estos requerimientos, las empresas demandan una continuidad del suministro, puesto que los nuevos procesos industriales, muy tecnificados, pueden verse interrumpidos por los temidos microcortes. La situación se ha agravado por la desaparición de las tres eléctricas catalanas mayoritarias (Fecsa, Hidroeléctrica y Enher), lo que ha conducido en la práctica a un monopolio territorial: Endesa. En esta etapa, la compañía se ha preocupado más por las inversiones extranjeras y la diversificación que por mejorar la calidad del servicio, según las organizaciones de consumidores y algunos expertos.

El mantenimiento es otro problema que ha causado mayores retrasos a la hora de subsanar las averías. "Antes, el personal era de la propia casa, celadores de zona que conocían los fallos habituales y actuaban rápidamente. Ahora, en cambio, este trabajo lo hacen empresas de mantenimiento con personal con una cualificación mínima", han dicho los usuarios. El proceso de fusión empresarial ha llevado a una política de jubilación anticipada y al retiro de personal experimentado.

Respecto a los clientes, “los recibos de Endesa no atienden a la calidad del servicio. Aunque haya fluctuaciones o microcortes se factura al mismo precio. Y ahora que la Generalitat exige nuevas mejoras, la compañía se apresta a ponerle precio. Diversos sectores reclaman que se apliquen los descuentos en la factura para compensar los cortes. Pero la normativa que así lo prevé no entrará en vigor hasta principios de año. Endesa repite que sólo indemniza si se demuestra una responsabilidad suya directa no imputable a causas de fuerza mayor. El resultado es que casi nadie reclama”<

El apagón eléctrico en España nos da la razón a quienes nos oponemos a la privatización de la industria eléctrica. El modelo inglés ha quebrado, la crisis de California muestra los límites del mercado eléctrico, los apagones de Buenos Aires y otras partes, y ahora el apagón de Barcelona, son las muestras contundentes de la inconveniencia de la privatización eléctrica.

Hoy está más vigente que nunca, la tesis de los electricistas y nucleares democráticos: la industria eléctrica no debe ser sino de propiedad nacional, esto es, de la Nación, jamás privada.

La industria eléctrica privada, aquí, en España y en todas partes, es irresponsable, no le interesa el servicio público, su único interés es la ganancia fácil. En México, esta experiencia se vivió antes de la nacionalización y no hay que razón para repetir esa desgracia.

Los acontecimientos de España son ilustrativos de lo que puede pasar en México con la inversión eléctrica privada de las empresas españolas. El apagón de Barcelona no debiera dejar lugar a las dudas: ¡No a la privatización, NO a la eléctrica inversión privada!

Referencias: www.elpaís.es, www.lavanguardia.es

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